Viendo la actuación de Manuel Benítez "El Cordobés" el otro día, uno se da cuenta de que desearía ser como él, o como "El Pana", o como Rafael "El Gallo".
Ser uno de esos benditos locos que son como son, sin necesitar la aprobación de nadie, sin defraudarse nunca a sí mismos. Que viven la vida, que no renuncian a sus sueños, que cambian el mundo.
Uno de esos chalados que se olvidan de hipocresías políticamente correctas, que no cayeron en la
desidia del día a día, que no juraron nada que no cumplieron y que no
murieron en manos de esta sociedad marchita.
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