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jueves, 21 de febrero de 2013

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“¿Tienen libertad los animales? ¿Tienen derecho a la vida? No.”
Ese es el extracto del discurso de Toni Cantó en el Congreso que trascendió en las redes sociales, suma e interesadamente acortado.

Y a partir de ahí las manos en la cabeza, el grito en el cielo y los típicos insultos que no por habituales dejan de ser deleznables.


Y todo por plantear dos preguntas sumamente interesantes. Y por dar una respuesta que creo afirma una realidad y no un parecer.

Porque, al fin y al cabo, ¿hay algún animal libre?, ¿tienen derecho a la vida? Profundicemos.

Y empecemos por llevar esas preguntas a nuestras mascotas. ¿Son realmente libres? ¿Lo es el pez en la pecera o el pájaro en su jaula? ¿Lo es el perro o el gato, por muy a gusto que viva con su dueño/a? ¿Han podido elegir dónde y con quién vivir? ¿Eligen a qué hora comer o salir a la calle (los que pueden)? ¿Tienen libertad para abrir la puerta e irse? No.
Y respecto a su derecho a la vida… Es obvio que salvo algún sujeto indeseable, todo el mundo que tiene mascotas intenta preservar sus vidas, su “derecho” a la vida, pero vayamos más allá. ¿Este “derecho” lo tiene el animal por su propia condición, o porque el ser humano así lo decide?
El derecho a la vida se lo concede el hombre, y esto es así siempre que hay contacto entre animales y seres humanos. No digo que sea justo, digo que es.
Muchos de los animales “libres” viven en reservas o están protegidos por leyes, porque el hombre es destructivo e insaciable con su entorno.

¿Hablamos de los animales hacinados para servirnos de alimento, de los insectos que matamos cada día?
¿Y nos llevamos las manos a la cabeza por dos preguntas?

Pues yo os haré una más. En un incendio, si tuvieseis que elegir entre salvar a vuestra mascota o a un ser humano, sin poder salvar a los dos, ¿a quién elegiríais?

Fachada principal exterior del Congreso de los Diputados. - Getty Images

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