Pues sí, no es una broma. Hubo quien ejecutaba esa suerte que, por otra parte, no inventó (lo hizo un espada mexicano del que, lamentablemente, desconozco el nombre).
Su nombre, Juan Martín, "Platerito de Cádiz".
Su historia, la de un luchador sin suerte, la de un soñador. No le iban bien las cosas en el mundo del toro, aún de novillero con edad avanzada, sin oportunidades para torear. El tiempo pasaba y se lo recordó un banderillero retirado de la localidad de San Fernando. «Llevas muchos años en el toreo, no eres rico ni guapo, así que tienes que hacer algo distinto que te abra las puertas».
Y eso hizo. Empezó a ejecutar la suerte, no sin incedentes al principio, pero la llegó a dominar y consiguió su cuota de fama y entrar en carteles.
Ejecución de la suerte... Voy a transcribir la definición que él mismo dio para el fantástico libro "Todas las Suertes por sus maestros", de José Luis Ramón, obra por la cual descubrí esta suerte inverosímil.
Al lío...: «Me ponía al hilo de las tablas, más o menos retirado a un metro de la barrera, citaba al novillo, y cuando este se encontraba como a medio metro de mí, más o menos, le hacía el quiebro con el hombro... Lo normal era que, si el par me salía limpio, no me apoyase con las manos en el animal. Sólo un poco al final, para poder hacer fuerza y salir de la suerte».
Muchas volteretas y ni un diente sano, según cuenta él mismo, a pesar de que las banderillas se sujetaban con la boca a través de un aparato de madera recubierto con goma.
Para conocer más sobre Juan Martín, os dejo este enlace: "Platerito", el de las banderillas con la boca
Muchas volteretas y ni un diente sano, según cuenta él mismo, a pesar de que las banderillas se sujetaban con la boca a través de un aparato de madera recubierto con goma.
Para conocer más sobre Juan Martín, os dejo este enlace: "Platerito", el de las banderillas con la boca
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